EL DINERO Y LA FELICIDAD
¿Qué nos hace realmente felices?
Uno de los paradigmas más grandes que existen en términos económicos es aquel que dice que el dinero nos provee de enormes cargas de felicidad.
Pensemos un poco, en términos prácticos, la mayoría de las personas entiende que el símbolo internacional de la $eguridad es el dinero ($ ), y en consecuencia, si se sienten plenas, si se sienten seguras, se sienten también felices.
Esto, realmente está muy alejado de la realidad, el dinero en si, de ningún modo ni forma puede provocar felicidad, en estricta esencia lo que la provoca es el sentimiento que se experimenta al vivir el momento, sin embargo, resulta muy fácil confundir la mezcla de sensaciones.
Esto parte de una premisa que es muy sencilla, los seres humanos están demasiado preocupados por los lugares a donde llegan, por los destinos , por el fin; Sin darse cuenta que el verdadero gozo existe en el trayecto, y por consecuencia, el dinero entonces es un medio, no un fin.
Aun, bajo esta óptica, pudiéramos pensar que la obtención de bienes materiales harán que nuestras vidas están más llenas de satisfactores, cuando en el fondo lo único que logran es provocar un vacio aun mas grande que el que originalmente se tenía.
Espero no exista en este punto, algún intrépido que piense en la pirámide de Maslow y argumente que si una persona no tiene cubiertas sus necesidades básicas no puede ni remotamente ser feliz, y aquí tristemente debo decir, que si piensan así, también están equivocados.
En otro espacio, probablemente debata este punto y demuestre que Maslow y sus siglos de teoría, estaba equivocado.
A lo largo del tiempo no solo hemos perdido la capacidad de asombro, sino que hemos olvidado la sensación que representa estar con nuestros hijos, dar un tierno abrazo después de haber extrañado al ser querido mucho tiempo, un beso, y en general el sentimiento que se experimenta al realizar algo que uno desea desde el fondo de nuestro corazón.
Hoy, la mayoría de las personas, difícilmente pueden imaginar sus vidas sin ropas de marca, sin alguna tecnología de punta o sin una serie de comodidades; nunca he dicho que sea malo poseer esto, sin embargo debemos aprender a dar el verdadero valor que tienen y a entender que los apegos a ellos, nos alejan pausadamente del verdadero sentido original que era vivir una vida plena y feliz.
Cuantas parejas, familias, empresas y relaciones de hermandad de años se ven vulneradas y diluidas simplemente por la carencia de dinero.
Es tan simple poder ser feliz, es tan sencillo comprender que la vida nos brinda muchas maravillas que poco tienen que ver con el dinero, en general hemos cambiado gozos duraderos por placeres transitorios.
Esta es una buena época para reflexionar en esto, si pudiéramos de una manera armoniosa comprender que tenemos a nuestro alcance un sinfín de posibilidades que nos vinculan y nos invitan a ser extremadamente felices aun sin la necesidad de poseer dinero.
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