¿BOSTEZAMOS cuando tenemos
sueño?
Existe la idea popular de que bostezamos cuando estamos
aburridos o tenemos hambre. Y en parte es cierto. Pero el bostezo no cumple solamente
funciones tan sencillas como estas sino que es un proceso mucho más complejo.
Por ejemplo, se ha apreciado que
muchas personas que practican el parapente bostezan antes de dar el salto,
también lo hacen los violinistas antes de un gran concierto y los atletas
olímpicos antes de iniciar la competición. Sin lugar a dudas la causa no es el
aburrimiento o el sueño.
Para dar explicación al bostezo
algunos especialistas lanzaron una teoría que se ha extendido como la pólvora:
bostezar es una necesidad fisiológica que nos permite adquirir más oxígeno y
expulsar una mayor cantidad de dióxido de carbono. Pero esta hipótesis no es
aceptada por todos.
Así, ha surgido otra teoría muy
interesante: bostezamos porque necesitamos “enfriar” nuestro cerebro. Esta idea
proviene de las investigaciones que Gordon G. Gallup, profesor de la
Universidad Estatal de Nueva York, lleva años realizando.
Según Gallup, nuestro cerebro trabaja
mejor dentro de un rango de temperatura muy estrecho y el bostezo, al facilitar
el flujo sanguíneo, actuaría básicamente como un radiador que mueve el calor.
Aunque esta hipótesis pueda parecer un tanto extraña, lo cierto es que explica
a la perfección por qué las personas bostezan más cuando están estresadas. En
esencia, cuando estamos bajo estrés necesitaríamos mayores recursos cognitivos
para hacerle frente a las demandas; por eso, nuestro cerebro debería trabajar
más y así surge la necesidad de “enfriarlo”.
Para llegar a estas conclusiones
Gallup realizó un experimento muy interesante: reclutó a 33 personas que
dividió en dos grupos, a uno lo colocó en habitaciones donde habían 46 °C y a
otro en estancias con 4 °C. Ambos grupos vieron imágenes de personas
bostezando, de esta forma, se pretendía inducir el bostezo.
Lo curioso fue que el contagio del
bostezo en la habitación caliente ocurrió en el 41% de los casos mientras que
en la estancia fría descendió a solo el 9%.
Este investigador explica que durante
el bostezo se contraen y relajan numerosos músculos faciales que aumentan la
circulación sanguínea y este cambio altera a su vez el flujo sanguíneo del
cerebro. De la misma forma, se conoce que el bostezo aumenta la presión sanguínea
y los latidos del corazón. Estos cambios fisiológicos, unido a la entrada de
aire fresco, serían los encargados de reducir la temperatura del cerebro. Así
se explica por qué solemos bostezar más en ambientes con altas temperaturas y
cuando debemos enfrentar una tarea compleja y estresante.
Por otra parte, Gallup nos desvela
por qué bostezamos cuando tenemos sueño. Realmente la razón es muy sencilla: se
ha apreciado que la falta del sueño o necesidad de dormir, provoca un aumento
de la temperatura del cerebro por lo que nuestra tendencia natural sería
bostezar para disminuir la temperatura.
Ya saben, si me ven bostezar es que mi cerebro esta calentito.
Besos: Ramón Walls
Fuente:
Gallup, G. G. et. Al. (2007) Yawning as a brain cooling mechanism: Nasal breathing and
forehead cooling diminish the incidence of contagious yawning. Evolutionary
Psychology; 5(1): 92-101